Un mercado global y exigente, con mayor competencia y un desarrollo tecnológico acelerado hacen que las organizaciones deban amoldarse continuamente ante las nuevas necesidades: reestructuraciones, fusiones, adquisiciones, lanzamiento de nuevas líneas de negocio, integración de nuevas tecnologías. Para la mayor parte de empresas el cambio es una ocasión de medrar y aprender; en cambio, para otras es homónimo de inconvenientes y también inseguridad. Conocer las claves para administrar el cambio -ajustando y capacitando el capital humano y también integrando nuevos recursos- es esencial para la supervivencia y competitividad de nuestra empresa. En este curso puedes aprender como afrontar el cambio empresarial.
Si deseas comenzar a aplicar el liderazgo para la transformación de tu empresa, te enseñamos de qué forma:
- Liderar la idea del cambio organizacional. El cambio mal gestionado puede despertar una reacción en contra -actitudes de resistencia y oposición- de nuestros cooperadores y compañeros que haga peligrar no solo el proyecto y la productividad de la compañía, sino que además afectará a nuestra reputación y carrera como profesionales. Por este motivo, el paso inicial es crear y visibilizar la necesidad del cambio en la organización, producir una actitud positiva compartiendo y simpatizando con los equipos y, finalmente, crear una plan de actuación con una planificación realista en lo que se refiere a resultados. La meta es conquistar la razón y el sentimiento de los cooperadores, ya que son ingredientes precisos a fin de que el cambio triunfe.
- Comunicar para involucrar: Compartir los beneficios del cambio. Es preciso dar a conocer de forma clara las necesidades del cambio, su justificación: el motivo y para qué exactamente. Solo de esta manera, lograremos que los equipos hagan suyo el proyecto y participen en el activamente. Si además de esto, presentamos y ponemos ejemplos de la dimensión que va a tener el cambio, el grado de implicación va a aumentar. Contar con un buen plan de comunicación interna y asegurar la información y transparencia a lo largo de todo el proceso de cambio va a facilitar la labor de preparar y formar a las personas implicadas para sumarse al cambio organizacional.
- Nueva organización y cultura empresarial. Todo cambio supone una forma nueva de hacer las cosas. Establecer nuevos organigramas y labores – rompiendo con el “aquí siempre y en todo momento se ha hecho así”- es un paso más cara el cambio. Para esto, es esencial saber rodearse del talento, de aquellas personas dinamizadoras –top leaders– que estén listas para guiar a sus compañeros en el proceso de cambio dotándoles de suficiente confianza para aceptar este nuevo reto, al estilo de un líder transformador. De igual modo, tan esencial es aceptar nuevas labores como afianzar la nueva cultura empresarial: valores y opiniones.
- Medir el éxito. Lo que no se puede medir no se puede controlar; lo que no se puede supervisar, no se puede mejorar. Esta máxima cobra singular relevancia en la administración del cambio. Es de obligado cumplimiento valorar los procesos y medir sus resultados. Solo así se van a poder alterar determinados comportamientos y aceptar nuevas resoluciones estratégicas para tomar el rumbo aguardado por la compañía y sus cooperadores.
- Reconocimiento y transpariencia. Para perpetuar el cambio en la compañía el mejor antídoto es la participación. Y si procuramos participación en frente de la resistencia o bien al estancamiento, habremos de ser capaces de comunicar pública y extensamente las ventajas y resultados del cambio. Si los cooperadores han sido protagonistas del cambio hay que hacerles ver que han sido útiles y que su implicación ha dado los frutos aguardados. Y , ¿ya estás dispuesto para el cambio?